Tercer curso escolar ya, como Ayudante Doctor en la Universidad Pública de Navarra.
Cada vez el tiempo pasa más rápido. Hasta hace poco, había vuelto de vacaciones y costaba arrancar las primeras jornadas de trabajo allá por la tercera semana de julio. Desde entonces, un mes para ir preparando un par de artículos y actualizando los apuntes de las asignaturas que voy a impartir este curso. Me impuse la norma de únicamente acudir de mañanas, ya que bastantes jornadas partidas y horas extra hacemos durante el curso como para encima seguir con ese ritmo en verano. Aunque, como siempre, esta profesión requiere un poco más de tí y acabas haciendo alguna horilla de más por las tardes en casa… Casi sin comerlo ni beberlo, me planté en la tercera semana de agosto. Segunda parada por vacaciones para una breve desconexión del día a día. Afortunadamente, lo conseguí. Desde entonces, un sin parar. Tan sólo el primer lunes, nada más llegar al puesto de trabajo, 10 correos de los importantes. La carga de trabajo crece exponencialmente: comienzan las gestiones para los planes docentes, los consejos de departamento, las reuniones de investigación de grupo. Se reactivan todos los chats de colaboraciones. Las clases se llenan de estudiantes. En algunos casos, tanto, que sobrepasan el límite máximo y tienen que desdoblarse los grupos de prácticas. Si ocurre esto, tienes que duplicar tu presencia en la universidad. A todo esto, siempre hay un reto académico que te planteas, para mejorar tus posibilidades de cara al futuro. Este año tocaría alcanzar el mínimo de horas de docencia y el mínimo de publicaciones para conseguir una acreditación superior, así como alcanzar un nivel más en idiomas. No da lugar a bajar el ritmo, pero también hay que vivir… Intentaremos hacerlo lo mejor posible. Después de esto, que es lo que te da de comer, toca buscar tiempo para ti y l@s tuy@s. Comida, aficiones y deporte. A lo primero, no queda otra que dedicarle tiempo, porque si no, no te da para nada de todo lo demás. A lo segundo y tercero, tratas de no dejarlo de lado, porque si no acabas eliminándolo. Y en ocasiones, acabas eliminándolo. Porque, a veces, la cabeza acaba tan saturada que seguirla machacando o machacar al físico tras un cierto estrés mental puede ser peor aún. Y luego la familia y amistades. Que no por ser lo último es lo menos importante. Compromisos de bodas, visitas, quedadas, comidas/cenas, detalles, salidas a un sitio y a otro… Momentos en los que puedes deshacerte parcialmente del día a día. Pequeñas desconexiones que coges con gusto, pero que, en ocasiones, saben a poco… Al menos, existen, así que hay que dar gracias por ello. En fin, qué voy a contaros que no sepáis, tanto si estáis en mi ámbito como en cualquier otro… Mucho ánimo y tratar de buscar la manera de disfrutar de lo que estemos haciendo. Así se hará más ameno. En mi caso, espero poder transmitir ese ímpetu a mis estudiantes y que disfrutemos, entre tod@s, de las clases. ¡Vamos a por ello!
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La luz juega un papel fundamental en nuestra vida diaria y se ha convertido en una herramienta importante para satisfacer las necesidades de nuestro mundo en el siglo XXI. Las tecnologías basadas en la luz mejoran nuestra salud, dan seguridad, proporcionan energía sostenible, permiten exploraciones espaciales, adelantan opciones de iluminación en áreas rurales, permiten la comunicación a través de Internet… Vamos, de tó. La luz es parte del espectro de radiación electromagnética (ver Figura 1) y es una forma de energía. Normalmente consideramos que la luz es la parte visible del espectro. Sin embargo, en física, la luz se puede definir como todas las partes de la escala electromagnética, incluidas las formas invisibles como el infrarrojo, el ultravioleta, los rayos X y gamma, las ondas de radio y más. Y es que todo obedece a la llamada “ecuación de onda” y a las leyes de Maxwell, que por cierto, podréis quedaros embelesad@s visualizando su belleza aquí. Lo que quizás no está tan claro es que la luz, como onda, y buscando la mayor simplicidad posible, responde a un comportamiento senoidal que nos recuerda al movimiento armónico simple (MAS) cuando lo dábamos en ESO, BUP/COU, bachillerato y primeros cursos de la formación superior. La peculiaridad es que esta onda es doble, ya que consta, como toda onda electromagnética, de dos componentes: la eléctrica y la magnética, una en el plano vertical y otra en el plano horizontal, ambas propagándose sincronizadas por el espacio (ver Figura 2). Una onda electromagnética, como cualquier onda o movimiento armónico simple, viene definida por una amplitud, una frecuencia y una fase. La amplitud viene a decirnos cuán grande es la oscilación (valor máximo de la onda). La fase viene a ser cuán retrasada o adelantada está la onda respecto a un punto de referencia. Ahora bien, lo que realmente interesa de las ondas es su frecuencia, la cual está íntimamente relacionada con su longitud de onda y con la energía que la onda transporta.
En definitiva, ahora cada vez que veamos una luz en cualquiera de sus expresiones, podemos imaginarnos un montón de ondas senoidales desplazándose por todos lados, No nos volvamos locos! Afortunadamente no podemos ver con tanto detalle… Esta semana os traigo una entrada diferente, pero que explica el porqué de todo lo que hago/hacemos los científicos. Viene a raíz de visualizar los siguientes vídeos (I y II) de los científicos y divulgadores Javier Santaolalla y Eduardo Sáenz de Cabezón, que se dieron a conocer a través del concurso de monólogos científicos Famelab y que han estado cruzando todo el país en una furgoneta con “The Big Van Theory” para transmitir lo que hacen a la sociedad de una manera amena y divertida. Y es que el arte, la literatura, la poesía, la arquitectura de las edificaciones con el paso de los tiempos… Son ejemplos de cosas bellas y que se asocian con el mundo de la creatividad, la cultura, las letras incluso, si me lo permitís… Es fácil asociar las letras y las artes a lo bello, con independencia de nuestros gustos. Bueno, pues en ciencia también existe esta belleza y esa generación de emociones. Recuerdo cuando presentamos el libro “Destellos de Luz”. En un momento dado de la presentación y, probablemente, fruto de la tensión de los días pasados, cuando después de las píldoras científicas pasamos a ver lo inmenso del Universo (a cargo del Planetario de Pamplona), no pude evitar emocionarme. Por supuesto por todo lo vivido hasta entonces, que al final por algún lado tenía que salir. Pero también porque lo hicimos muy bonito. Conseguimos abstraernos de nuestro día a día y transmitir a la gente lo que hacíamos con pasión. Y yo creo que la gente salió de la sala del planetario queriendo un poco más la ciencia. Haciéndola suya. Lástima que no hubiera un vídeo, en aquel momento, de la presentación. Pero os podemos asegurar que fue mágico. Y es que sí, la ciencia, la tecnología tienen cosas bonitas y artísticas. Pero es diferente. No es algo que veas a simple vista, como puede ser un cuadro, una construcción, un decorado hecho a conciencia o una escultura, así sea de arena, en la playa. Es una belleza más progresiva y práctica. Es el resultado de semanas, meses, años… de esfuerzo, plasmados en un momento que ves que todo lo que has hecho para llegar al objetivo se cumple. Una sensación muy similar a cuando de enanos sacábamos un 10 en un examen, o cuando te llegaba tu primer ratoncito Pérez o un regalo muy esperado en Reyes. ![]() Durante la tesis recuerdo que el mejor momento era cuando, después de estar días y días trabajando sin que saliera algo 100% bien, de repente se juntaban todos los astros y salía. Y volvía a salir. Y se repetía. Habíamos dado con la clave. Habíamos hecho un buen trabajo. Un auténtico EUREKA!! Y probablemente eso daría para una nueva publicación de la que sentirnos orgullosos. Y así era artículo tras artículo. Siempre pidiendo más y yendo a por el siguiente objetivo. Con ambición. Con curiosidad. Hoy en día, al haber pasado a la docencia, la sensación es diferente, pero la alegría es muy similar, ya que más tarde o más temprano, nuestro alumnado consigue realizar lo que les proponemos y con creces. Y más si consiguen publicar, porque así ven que su trabajo tiene recompensa.
Uno de ellos podría haber sido, tranquilamente, el comprender las ecuaciones de Maxwell en 4º de carrera, y todo el trabajo de los grandes científicos del electromagnetismo y cómo, desde entonces, hemos sido capaces de conseguir la radio, la televisión, los móviles… Es un sentimiento de trabajo bien hecho. De reconocer que con los años la ciencia ha avanzado y que gracias a aquellos que predijeron lo que pasaba, ahora somos capaces de hacer cosas grandes y que estas cosas pueden dar lugar a descubrimientos futuros que nos permitan seguir evolucionando como personas y como especie. Insisto: no es algo visual en lo que poder quedarte embelesado mirando todo el rato lo bonito que es. Se trata de algo interior. Cada quien en su foro interno, pero que te hace estar muy a gusto con la sensación de que estás continuando con el legado de un buen trabajo y que tratas de hacer lo mismo con lo que tienes entre manos. Y si no, pensadlo por un momento. En la época de Faraday, Lenz, Maxwell y compañía… No había más que, o bien telégrafos, o unas pocas líneas telefónicas por el campo o incluso nada, y por ello había que mandarse los mensajes por correo o viajando cada quien por su cuenta. El descubrimiento de las leyes del electromagnetismo propició el que hoy podamos conversar a miles de kilómetros de distancia, o que, a pesar de ella, podamos vernos en una pantalla de un teléfono como si estuviéramos al lado. Para mí esto es muy bonito y demuestra que también se puede aplicar este tipo de calificativos a la ciencia, cuando se descubren cosas. Y si no, mirad las imágenes que os muestro en el siguiente carrusel. No me digáis que, sabiendo un poco de ciencia, no es incluso más bonito de lo que parece a simple vista. La ciencia es bella, ¡creedme! Tan sólo hay que practicarla más a menudo, transmitirla a nuestros menores y darse tiempo para asimilarla. Lo demás es curiosear, experimentar y sacar conclusiones para seguir dando pasos. Quienes mantengáis vivo ese espíritu con el tiempo, por favor, intentad seguir adict@s a esa sensación. |
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septiembre 2019
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