A lo largo del verano es normal y, de hecho, saludable, que tomemos el sol con cierta frecuencia. Es beneficioso para nuestra salud, ya que activa los mecanismos de numerosas reacciones físicas y químicas en el interior de nuestro organismo. Por ejemplo, entre otras funciones, mejora la capacidad de renovación de la piel y la circulación sanguínea. Mejora y acelera la cicatrización de las lesiones. Es bueno para la síntesis de vitamina D, lo cual es fundamental para la mineralización de los huesos y de los dientes. Ayuda a prevenir y controlar el acné, así como a aumentar las defensas del organismo. También es bueno para metabolizar el colesterol y disminuir su valor en sangre. Regula la producción de melatonina (la hormona del sueño), lo que ayuda a sentirse más despierto. Y en general, es un beneficio para nuestro estado de ánimo, ya que promueve la síntesis de la serotonina, una sustancia relacionada con el bienestar. En concreto, no es que el sol haga, por sí sólo, todas estas cosas, sino que los rayos ultravioleta que envía son los responsables de provocar reacciones físico-químicas que, a su vez, desencadenan todos estos procesos. La cuestión es: ¿cómo es esto posible? La respuesta es: por la interacción de los rayos de luz con la materia a escala molecular y atómica. Y es que los rayos UV del sol tienen la peculiaridad de que pueden chocar contra los átomos y moléculas que forman las estructuras de nuestro organismo y desencadenar determinados procesos. Para lo que nos atañe, buscamos el efecto de “ponerse moreno”. En realidad, broncearse es una respuesta defensiva de nuestro organismo ante el exceso de rayos UV-A (longitud de onda de 380-315 nm) que llegan a nuestra piel. Dichos rayos provocan la síntesis de melanina, un pigmento natural que filtra los rayos UV-A y que otorga una tonalidad marronácea a la piel. En este sentido, las personas de piel morena o, directamente, negra, poseen mucha más cantidad de melanina que las de piel blanca, y es por ello que su protección natural frente al sol es mayor. Sin embargo, una exposición prolongada al sol puede hacer que entre en acción el efecto de los rayos UV-B (315-280 nm) e incluso UV-C y más allá (280-100 nm) que, a diferencia de los UV-A, no sólo pueden broncear o quemar ligeramente la piel, sino que son radiaciones ionizantes y, por tanto, su efecto es acumulativo. El tamaño de dichas longitudes de onda es del orden de las moléculas e incluso de los átomos sobre los que inciden, con lo que poseen la energía necesaria para expulsar electrones de los átomos (ionizar), deshacer enlaces y, en definitiva, romper moléculas, ADN, tejidos, etc, que pueden acabar por desencadenar un proceso tumoral con el paso del tiempo y la alta exposición. No en vano, los melanomas, la piel marrón acartonada de determinadas personas y muchas de las variedades de cáncer de piel son consecuencia directa de la alta exposición al sol o a los rayos UV de manera continuada. Por tanto, si bien es cierto que es bueno tomar el sol, como siempre y, como con todo, ¡¡SIN EXCESOS Y CON PROTECCIÓN!! Esta entrada viene a cuento de un vídeo que he visto recientemente actualizando las asignaturas “Instrumentación Biomédica” del Máster en Telecomunicaciones e “Instrumentación Biomédica (II)” del Máster en Ingeniería Biomédica de la UPNA, y que os comparto al final. El video se grabó en 2014 y se titula “How the sun sees you”. En él, el artista inglés Thomas Leveritt nos muestra los rostros de personas de diferentes edades usando una cámara UV. Para ello, o bien la lente de la cámara está diseñada para filtrar la luz visible y únicamente ver en el rango UV, o bien simplemente se le ha acoplado un filtro UV a una cámara convencional. Se ve algo parecido a como verían las abejas, pero en escala de grises. El vídeo me llamó la atención porque muestra perfectamente el efecto de los rayos UV en la piel a medida que el tiempo pasa. Los bebés, así como las personas de piel oscura, apenas presentan efectos de luz UV. Por el contrario, las pieles más claras están todas llenas de pecas y más cuanto más nórdica es la nacionalidad. Estas pecas no son visibles a simple vista, como le ocurre a la chica de las partes inicial y final del vídeo, pero son perfectamente visibles en el rango UV y pueden, con el paso del tiempo, llegar a ser visibles a simple vista, si no se toman las precauciones adecuadas o si la piel es propensa a mostrar pecas, como le ocurre a los pelirrojos. Es por ello que la segunda parte del vídeo es “oye, ponte ahora gafas o crema de sol en la cara y a ver qué vemos”. ¿Qué creéis que se ve? Os dejo el intríngulis para que lo veáis. Es espectacular. A veces, a la hora de concienciarse sobre estas cosas, una buena imagen vale más que mil palabras…
0 Comentarios
Como parte de las actividades divulgativas que me he propuesto realizar este año, me he apuntado a una lista de docentes de la UPNA que ofrecemos estos servicios. Podéis encontrar las charlas en este folleto, que ha sido recientemente publicado por la UPNA. ![]()
En mi caso y fruto de las colaboraciones que hacemos con institutos o basándome en las propias transparencias que tengo de otros cursos, he preparado dos charlas. La primera es “Salvad@s por la fibra”, heredera de una charla que preparé para el evento “Ciencia en el Bar” en el año 2015 tras finalizar mi tesis doctoral. En ella hablaremos sobre la fibra óptica y su aplicación en medicina, que es el ámbito en el que más estoy especializado. La segunda es “Un mundo conectado” y trata sobre todas esas cosas que permiten que hoy en día podamos estar más conectados que nunca en la distancia. Una charla más abierta y donde contaremos curiosidades sobre ese perfil profesional que las gestiona, que es la ingeniería en telecomunicaciones.
El proceso para contactar conmigo así como con todo el plantel de profesor@s que ofrecemos este tipo de charlas está todo recogido en la web: www.charlascientificas.com y podéis consultarlo en cualquier momento para solicitarnos las charlas a quien sea. Espero que os gusten estas propuestas y que lo pasemos bien aprendiendo cosicas de ciencia aplicada e ingeniería. A quienes solicitéis mis charlas, ¡muchas gracias de antemano! Naukas es una web de divulgación científica. Al menos, eso es lo que aparece en su Wikipedia. Sin embargo, por lo que probablemente más se lo conoce es por ser el nombre del mayor evento de divulgación científica de España. Se organiza anualmente por estas fechas, en torno a la segunda semana de septiembre, de viernes a domingo, en Bilbao (País Vasco, España). Únicamente he podido asistir un año: 2014. Me hubiera gustado poder asistir en más ocasiones, pero los tiempos docentes me lo impiden. Sin embargo, en esta entrada creo que puedo sintetizar mi impresión acerca de este evento que, afortunadamente, veo que cada año crece más en número de adept@s. El lema de Naukas es “Ciencia, escepticismo y humor”. Bajo mi punto de vista, mucha ciencia y mucho humor, sobre todo. Mucha ciencia, porque como implicado en el tema, es necesaria. Es el principal objetivo y por ello es la primera palabra en el lema. Los científicos debemos cumplir con una labor divulgadora, para explicar a la sociedad lo que hacemos. Pero no basta con soltar la chapa. Hay que bajar el nivel de tecnicismos y apañárnoslas para comunicar lo que hacemos y que llegue a la gente de una manera sencilla y fácil de visualizar. Sólo así conseguiremos una mayor concienciación sobre la necesidad de inversión en I+D por parte del Estado y por parte de las empresas. Actualmente ambas consideran la ciencia como una temática secundaria. Sin embargo, gracias a la ciencia y a las potencialidades que tiene invertir en ella, las empresas y, sobre todo, las tecnológicas, deben mucho de su existencia a la ciencia. Y el país se ve beneficiado por un claro efecto potenciador de cara a su imagen internacional, al estar a la vanguardia del progreso. Humor. Mucho humor. La ciencia también es divertida. Y el conjunto de ponentes que actúan en Naukas se valen mucho del humor para entrar con mayor sencillez en las personas. Bien es verdad que estos últimos años han tenido que dividir toda la programación en Naukas para mayores y Naukas para menores. Para comprender muchas de las cosas que aquí se dicen hacen falta unos mínimos conocimientos de ciencia básica y, sobre todo, buenas dosis de ironía. Es por esto que, en caso de que haya chavalería interesada en asistir o padres interesad@s en que sus descendientes aprendan cosas de ciencia, se ha abierto Naukas Kids. Una bonita manera de introducirse en las ciencias a través del juego y de la práctica de los conocimientos más básicos. Y por último, también hay escepticismo. Las disciplinas científicas van desarrollando toda una labor de avance de la humanidad y de mejor comprensión del mundo que nos rodea. Sin embargo, también tienen que luchar contra quienes tratan de desacreditarlas o quienes inventan métodos poco rigurosos y objetivos para llegar a determinados resultados que son irrefutables. Son las pseudociencias (en la figura inferior tenéis las principales) y la falta de confianza/inversión, tanto desde la política, como desde determinados sectores de la sociedad y la empresa en la ciencia. Y además, se infunde mucho una actitud autocrítica. Absolutamente nadie está en posesión de la verdad de las cosas. Ni siquiera la propia ciencia, que se va matizando a sí misma con el paso de las investigaciones. Es por ello que de lo que se trata es de intentar ir descubriendo esa verdad a base de métodos lo más científicos posibles, refutando, si es necesario, hipótesis que se hayan establecido previamente, pero que no son ciertas 100%. Últimamente, dado el éxito que está cosechando, Naukas se ha pasado del Bizkaia Aretoa de la UPV al Palacio Euskalduna de Bilbao, donde nuevamente se sigue llenando. Y además, much@s de l@s ponentes celebran pseudoNaukas por el resto de nuestra geografía a lo largo del año, como puede ser el que celebraron recientemente en junio, Naukas Pamplona. Poco a poco, el evento va aglutinando más adept@s y se está estableciendo en nuestro país.
En definitiva, creo que Naukas es una muy buena plataforma para abrir la ciencia a la sociedad y que merece la pena ser visitada. Personalmente os la recomiendo. Creo que disfrutaréis mucho tanto vosotr@s como vuestr@s acompañantes, incluso si son menores. Que siga así por muchos años! Su web: https://naukas.com/ Y si queréis disfruitar de sus charlas, id a la web de EiTB aquí. Esta semana os traigo una entrada diferente, pero que explica el porqué de todo lo que hago/hacemos los científicos. Viene a raíz de visualizar los siguientes vídeos (I y II) de los científicos y divulgadores Javier Santaolalla y Eduardo Sáenz de Cabezón, que se dieron a conocer a través del concurso de monólogos científicos Famelab y que han estado cruzando todo el país en una furgoneta con “The Big Van Theory” para transmitir lo que hacen a la sociedad de una manera amena y divertida. Y es que el arte, la literatura, la poesía, la arquitectura de las edificaciones con el paso de los tiempos… Son ejemplos de cosas bellas y que se asocian con el mundo de la creatividad, la cultura, las letras incluso, si me lo permitís… Es fácil asociar las letras y las artes a lo bello, con independencia de nuestros gustos. Bueno, pues en ciencia también existe esta belleza y esa generación de emociones. Recuerdo cuando presentamos el libro “Destellos de Luz”. En un momento dado de la presentación y, probablemente, fruto de la tensión de los días pasados, cuando después de las píldoras científicas pasamos a ver lo inmenso del Universo (a cargo del Planetario de Pamplona), no pude evitar emocionarme. Por supuesto por todo lo vivido hasta entonces, que al final por algún lado tenía que salir. Pero también porque lo hicimos muy bonito. Conseguimos abstraernos de nuestro día a día y transmitir a la gente lo que hacíamos con pasión. Y yo creo que la gente salió de la sala del planetario queriendo un poco más la ciencia. Haciéndola suya. Lástima que no hubiera un vídeo, en aquel momento, de la presentación. Pero os podemos asegurar que fue mágico. Y es que sí, la ciencia, la tecnología tienen cosas bonitas y artísticas. Pero es diferente. No es algo que veas a simple vista, como puede ser un cuadro, una construcción, un decorado hecho a conciencia o una escultura, así sea de arena, en la playa. Es una belleza más progresiva y práctica. Es el resultado de semanas, meses, años… de esfuerzo, plasmados en un momento que ves que todo lo que has hecho para llegar al objetivo se cumple. Una sensación muy similar a cuando de enanos sacábamos un 10 en un examen, o cuando te llegaba tu primer ratoncito Pérez o un regalo muy esperado en Reyes. ![]() Durante la tesis recuerdo que el mejor momento era cuando, después de estar días y días trabajando sin que saliera algo 100% bien, de repente se juntaban todos los astros y salía. Y volvía a salir. Y se repetía. Habíamos dado con la clave. Habíamos hecho un buen trabajo. Un auténtico EUREKA!! Y probablemente eso daría para una nueva publicación de la que sentirnos orgullosos. Y así era artículo tras artículo. Siempre pidiendo más y yendo a por el siguiente objetivo. Con ambición. Con curiosidad. Hoy en día, al haber pasado a la docencia, la sensación es diferente, pero la alegría es muy similar, ya que más tarde o más temprano, nuestro alumnado consigue realizar lo que les proponemos y con creces. Y más si consiguen publicar, porque así ven que su trabajo tiene recompensa.
Uno de ellos podría haber sido, tranquilamente, el comprender las ecuaciones de Maxwell en 4º de carrera, y todo el trabajo de los grandes científicos del electromagnetismo y cómo, desde entonces, hemos sido capaces de conseguir la radio, la televisión, los móviles… Es un sentimiento de trabajo bien hecho. De reconocer que con los años la ciencia ha avanzado y que gracias a aquellos que predijeron lo que pasaba, ahora somos capaces de hacer cosas grandes y que estas cosas pueden dar lugar a descubrimientos futuros que nos permitan seguir evolucionando como personas y como especie. Insisto: no es algo visual en lo que poder quedarte embelesado mirando todo el rato lo bonito que es. Se trata de algo interior. Cada quien en su foro interno, pero que te hace estar muy a gusto con la sensación de que estás continuando con el legado de un buen trabajo y que tratas de hacer lo mismo con lo que tienes entre manos. Y si no, pensadlo por un momento. En la época de Faraday, Lenz, Maxwell y compañía… No había más que, o bien telégrafos, o unas pocas líneas telefónicas por el campo o incluso nada, y por ello había que mandarse los mensajes por correo o viajando cada quien por su cuenta. El descubrimiento de las leyes del electromagnetismo propició el que hoy podamos conversar a miles de kilómetros de distancia, o que, a pesar de ella, podamos vernos en una pantalla de un teléfono como si estuviéramos al lado. Para mí esto es muy bonito y demuestra que también se puede aplicar este tipo de calificativos a la ciencia, cuando se descubren cosas. Y si no, mirad las imágenes que os muestro en el siguiente carrusel. No me digáis que, sabiendo un poco de ciencia, no es incluso más bonito de lo que parece a simple vista. La ciencia es bella, ¡creedme! Tan sólo hay que practicarla más a menudo, transmitirla a nuestros menores y darse tiempo para asimilarla. Lo demás es curiosear, experimentar y sacar conclusiones para seguir dando pasos. Quienes mantengáis vivo ese espíritu con el tiempo, por favor, intentad seguir adict@s a esa sensación. Desde hace medio año, la Unidad de Cultura Científica de la UPNA junto con su responsable de Divulgación Científica, mi compañero de departamento Joaquín Sevilla Moróder, están fomentando esta iniciativa, que considero bastante necesaria. En nuestro día a día, quienes trabajamos en el mundo de la ciencia y la investigación tendemos a usar tecnicismos demasiado específicos para nuestras diferentes ramas de trabajo, pero que no le suenan a nadie más que a quienes, como nosotros, y a nivel internacional, entienden de nuestro tema en concreto. A nadie de la calle y ni siquiera, en muchas ocasiones, a nuestros mismos compañeros del grupo de investigación, se les ocurriría aproximarse a nuestras conversaciones para entender lo que estamos hablando. Es por esto que quienes trabajamos en ciencia tenemos que bajar a la Tierra y, precisamente, traducir aquello en lo que estamos trabajando para hacerlo más inteligible para la gente poco especializada. En definitiva, como se suele decir: “hablar en cristiano”, que mucha falta nos hace. Muchas veces comparo esta situación de “poca conexión” entre lo que hacemos l@s científic@s y el resto de la gente con la conferencia de Steve Jobs con la que anunció el primer iPhone de la historia y que fue muy reveladora: si los comerciales de la compañía o el propio Jobs se hubieran puesto a describir en qué consistía este teléfono por dentro, no los hubiera entendido nadie, por muy útil que fuera el invento: software, hardware, circuitos electrónicos, procesamiento de señales, imagen y audio, protocolos de correo electrónico y conexiones a internet… Sin embargo, Jobs fue muy divulgativo en sus explicaciones e incluso hizo que la gente sintiera que quería tener un iPhone a toda costa. Prueba de ello es que llevamos 10 años de dependencia casi literal a la hora de tratar con estos dispositivos, bien en formato Apple o bien usando cualquier otro sistema operativo. Esa capacidad de abstracción sobre lo que estamos haciendo y de hacerlo fácil y útil, es lo que puede hacer que la gente entienda la necesidad de invertir más en I+D y el porqué de nuestras trifulcas con el gobierno. Es por ello que, comenzando por ayer mismo, y durante una serie de varios capítulos, que ya veremos cuántos son, me he animado a escribir unas pocas contribuciones sencillas que hablen de lo que estoy realizando actualmente en mis investigaciones. Y puesto que la mayoría de ellas están relacionadas con el uso de fibra óptica para aplicaciones biomédicas, me he propuesto llamarlas “Salvad@s por la fibra”. En este enlace tenéis la primera. Espero que os guste y que sigáis leyendo las siguientes. Las iré anunciando a través de las redes.
|
Sígueme en:
Categorías
Todos
Archivos
Septiembre 2019
|